Seguimos en busca de las espadas más antiguas que se conocen y, tras analizar los contextos europeo, egipcio y mesopotámico, llega el turno de uno de los agentes políticos más importantes del Bronce Final en el Próximo Oriente antiguo: los hititas.

Según González Salazar (2018: 6-13 y 2003: 13-15 ), los orígenes de este reino se remontan al III milenio a.C., cuando penetraron en Anatolia procedentes del norte, donde comenzarían a construir un poderoso reino que llegaría a abarcar buena parte del territorio anatólico y el norte de Siria. En sus primeros pasos absorberían a los háticos, el pueblo que por entonces ocupaba el centro de la península, pero no sería hasta el siglo XVII a.C. cuando tomó forma un verdadero Estado hitita. A partir de ese momento, aunque con algunos momentos de retroceso, Hatti se transformará en un potente imperio que disputará la hegemonía del Próximo Oriente a otras potencias como Egipto, Mitanni o Asiria durante el Bronce Final.

 

EL TEMIBLE EJÉRCITO HITITA

Obviamente, el principal instrumento sobre el que cimentó su agresiva política imperialista fue el ejército, cuya principal figura era un rey que debía demostrar sus habilidades militares mediante conquistas y victorias sobre el enemigo. La principal evidencia de que había obtenido éxito en sus empresas bélicas era regresar con un considerable botín en forma de ganado o prisioneros, entre otros elementos. En lo que respecta  a la composición de los ejércitos hititas, cabe destacar que la mayor parte de los contingentes (en torno a un 90% del total) estaban integrados por infantería armada con hachas, dagas, espadas largas y lanzas, defendiéndose con escudo y, en algunos casos, cotas de malla (Bryce, 2018: 42). A partir del siglo XVII a.C. se introdujeron contingentes de carros tripulados por dos guerreros, un auriga y un combatiente armados con espadas largas, arco y flechas, e incluso se tiene constancia de algunos contingentes de caballería posiblemente empleados para saquear y explorar el territorio enemigo (Ibidem, 2018: 40-46 y González Salazar: 2003: 16).

 

LA ESPADA EN EL MUNDO MILITAR HITITA

Alonso y Royano (2000: 75 y ss.), por su parte, propone una clasificación general del armamento ofensivo de la infantería hitita que incluía hachas, mazas, lanzas, venablos, arcos, posiblemente hondas y por supuesto espadas. Estas espadas incluían modelos de hoja recta con longitudes que van desde los 50 centímetros hasta los 100 en las espadas largas; también identifica espadas-hoz, esto es, un prototipo de espada curva muy característica de todo el Próximo Oriente antiguo durante la Edad del Bronce, desde Egipto hasta Hatti pasando por Palestina o Mesopotamia. Vemos por tanto como los hititas manejaban prototipos de espadas muy similares a las de sus vecinos, desmintiendo de paso la afirmación de que estas armas ya serían producidas en  hierro, cosa que aún tardaría bastante en producirse pues el bronce aún se mantendría en uso durante bastante tiempo. Estas serían las espadas empleadas por los infantes hititas en la conocida batalla de Qadesh frente a las tropas egipcias de Ramsés II en el año 1274 a.C., aunque en este caso el protagonismo lo tendría la brutal acometida de los carros de guerra (Cavillier, 2018: 33-38). Cabe señalar que los propios egipcios también portaban espadas en dicho enfrentamiento, tal y como vimos en la entrada dedicada a ello en nuestro blog.

 

SIMBOLISMO DE LA ESPADA EN EL MUNDO HITITA

Tal y como hemos ido viendo, la espada formaba parte de la panoplia hitita al igual que ocurría con otras culturas contemporáneas del Próximo Oriente, aunque sin ejercer un papel protagonista pues las armas principales solían ser arcos y lanzas.

No obstante, más allá de esa visión meramente funcional, en el mundo hitita la espada también había sido revestida de una destacada carga simbólica, tal y como se aprecia en los relieves de Yazilikaya (en el centro de Anatolia y muy próximos a la ciudad de Hattusa, capital hitita). Este santuario excavado en la roca está considerado como uno de los principales lugares sagrados dentro del Reino Hitita entre 1650-1190 a.C. aproximadamente. Será en el siglo XIII a.C. cuando se tallen en la piedra natural las más de noventa figuras de divinidades que hoy día se conservan, cuyo significado aún resulta un misterio para la arqueología actual aunque recientemente se ha propuesto que el templo sería una representación simbólica del orden cósmico.

Entre las imágenes representadas encontramos varias espadas, como los modelos curvos que portan sobre sus hombros los doce dioses del inframundo representados en la cámara B, así como un impresionante relieve de 3,4 metros de alto interpretado como Nergal, el dios espada del inframundo. La imagen del dios está compuesta por una cabeza humana, dos parejas de leones superpuestas (la inferior con las cabezas orientadas hacia abajo) y finalmente una “majestuosa” hoja de espada. Los felinos conformarían la empuñadura del arma y la cabeza antropomorfa sería el pomo, mientras que la hoja se hundiría verticalmente en el suelo. Entre los investigadores que la han estudiado predomina la opinión de que estamos ante una representación hitita de Nergal, dios de inframundo en Sumer y Acad y cuyo símbolo sería la espada (Zanger, Krupp, Demirel y Gautschy, 2021: 76-80)

Figura 1: Relieve del dios-espada Nergal en el yacimiento de Yazilikaya (Turquía). Imagen: By Carole Raddato from FRANKFURT, Germany – East wall of Chamber B with a depiction of Negal, the Sword God and God of the Underworld, Yazılıkaya, the Hittite sanctuary of Hattusa, Turkey, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=51813169

 

También encontramos espadas asociadas a figuras divinas como el relieve pétreo del dios de la tormenta neohitita llamado Tarhunza, quien porta una espada recta en su cintura y que hoy podemos disfrutar en el Museo de Alepo.

Figura 2: Relieve del dios Tarhunza, quien porta una espada recta en su cintura.

Figura 2: Relieve del dios Tarhunza, quien porta una espada recta en su cintura. Imagen: By Verity Cridland – https://www.flickr.com/photos/58789412@N00/4092576453/in/photostream/, CC BY 2.0,

 

ESPADAS COMO BOTÍN Y OFRENDA A LOS DIOSES

También a los hititas le debemos una espada de bronce fechada en el siglo XV a.C. y que fue hallada en su capital (Hattusa, en la actual Anatolia). En su filo encontramos la siguiente inscripción: “Cuando el rey Tudhaliya aplastó la región de los asuwa dedicó estas espadas al dios de la tormenta, su Señor”. Lo más llamativo de esta pieza es que guarda enormes similitudes con espadas empleadas en el mismo periodo en el Egeo, concretamente por los pueblos micénicos, por lo que es posible que sea parte del botín arrebatado por los hititas al enemigo en batalla y, posteriormente, entregado como ofrenda en el templo del dios de la Tormenta (Bryce, 2018: 45). Como anécdota, referir que los asuwa se han identificado con una confederación de reinos de Anatolia occidental que se enfrentó a los hititas, entre los cuales figuraría la ciudad de Wilusa, es decir, Troya. Este ejemplar, que actualmente conserva el Museo Arqueológico de Çorum (Turquía), constituye una buena muestra del constante intercambio de influencias existente entre las distintas civilizaciones que hollaron el Mediterráneo Oriental y Próximo Oriente.

 

Como conclusión, parece claro que los hititas también poseían espadas durante el II milenio a.C. al igual que otras culturas del Próximo Oriente antiguo por las mismas fechas. Sin embargo seguimos sin resolver el misterio de las espadas más antiguas que hoy día conocemos, por lo que habrá que dedicar una última entrada para resolver esta incógnita. Eso sí, parece que poco a poco nos vamos acercando geográficamente al origen de las primeras espadas.

Félix Antonio Jaime Sánchez.

 

Bibliografía consultada:

 

– ALONSO Y ROYANO, F. (2000), “Iconografía y clasificación de las armas hititas”, Espacio, tiempo y forma. Serie II, Historia Antigua, n.º 13, pp. 65-124

– BRYCE, T. (2018), “El ejército hitita”, Desperta Ferro: Antigua y Medieval, nº48, pp. 40-46

– CAVILLIER, G. (2018), “La batalla de Qadesh”, Desperta Ferro: Antigua y Medieval n.º 48, pp. 32-39

– GONZÁLEZ SALAZAR, J.M. (2003), “ El Imperio Hitita. Características esenciales y cauces de desarrollo de una organización imperial hegemónica del Oriente Próximo (II milenio a.C.)” Gerión, Vol. 21, n.º 1, págs. 11-25

– GONZÁLEZ SALAZAR, J.M. (2018), “Un coloso de bronce. El reino de Hatti”, Desperta Ferro Antigua y Medieval, n.º 48, pp. 6-13

– ZANGGER, E., KRUPP, E.C., DEMIREL, S., GAUTSCHY, R. (2021), “Celestial aspects of Hittite Religion, part 2. Cosmic Symbolism of Yazilikaya”, Journal of Skyscape Archaeology, Vol 7. N.º 1, pp. 57-94

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