El trabajo de fabricación de las espadas artesanales de Mariano Zamorano se desarrolla en un taller en el que contamos con todo lo necesario para conseguir los mejores resultados. Hoy queremos contarte más sobre una de las partes más importantes de nuestro taller: la fragua.

El trabajo de fabricación de las espadas artesanales de Mariano Zamorano se desarrolla en un taller en el que contamos con todo lo necesario para conseguir los mejores resultados. Hoy queremos contarte más sobre una de las partes más importantes de nuestro taller: la fragua.

La fragua es el lugar donde se trabaja el acero para darle una forma conveniente después de haber sido calentado. Podemos llamarlo el “lugar de transformación”, porque se parte de un material tan duro como el hierro o el acero y se consigue transformar al deseo del espadero. De ahí el sentido casi mágico y creador que se ha dado históricamente a este oficio.

En el taller, la fragua supone su espacio central y es tan importante, que el conjunto toma el nombre de esta parte, ya que es aquí donde el espadero muestra toda la grandeza de su oficio.

Echando la vista atrás, podemos visualizar a los antiguos espaderos mientras obtenían el acero tras haber trabajado el hierro o más tarde, cuando forjaban a calda y conseguían esa mezcla de metales conocidos como el famoso acero toledano. 

Proceso de forjado del acero en la fragua

Como ya hemos hablado anteriormente, en la fragua forjamos el acero con el que fabricamos nuestras espadas artesanales y os vamos a contar cómo es éste proceso.

En primer lugar, es importante destacar que para llevar a cabo este proceso se puede utilizar carbón vegetal, especialmente de encina o de mineral (hulla). Mientras el vegetal tiene un aporte en carbono muy alto y mantiene una temperatura muy alta, el mineral es más limpio y no suelta tantas esquirlas, que ensuciarían la hoja y afectaría a su calidad final. Por eso a la hora de trabajar se hace una cúpula de vegetal, que cubre la hoja en contacto con ella, y éste a su vez se recubre del mineral para que mantenga una alta temperatura el mayor tiempo posible.

Para que el acero pueda ser forjado, es necesario que se someta a unas temperaturas de más de 850-1000 grados centígrados. Siempre dependiendo del tipo de acero y de su contenido en carbono. En Mariano Zamorano trabajamos en el rango más bajo, pero aún así necesitamos calentar muy bien el metal. Para que la combustión del carbón alcance una temperatura óptima, es necesaria una buena dosis de oxígeno extra que nos permita conseguir una combustión con mucho aporte calorífico constante. 

Antiguamente, para poder obtener esta dosis de oxígeno, se solían utilizar fuelles de gran tamaño que manejaba el forjador con una cadena mientras atizaba el carbón con la otra mano. En la actualidad, se utilizan ventiladores eléctricos, con lo que el trabajo se hace de una forma mucho más eficiente. En Mariano Zamorano utilizamos ambos instrumentos.

Durante el proceso es fundamental manejar las temperaturas de calentamiento para evitar tanto calentar el metal en exceso hasta quemarlo y hacerlo perder propiedades esenciales, como dejarlo frío y quebrarlo. Para ello, es importante manejar la escala de temperaturas, basada en el color del acero al calentarlo. Por este motivo, las fraguas deben ser oscuras, para poder percibir con nitidez el color del acero y conocer su estado óptimo.

Por último, es importante contar con las herramientas adecuadas para trabajar el carbón y manejar el metal caliente. En Mariano Zamorano contamos con diferentes tipos de pinzas, tenazas y atizadores de todos los tamaños y de diferentes formas, que nos sirven para sujetar con fuerza el metal. Además de, lógicamente el yunue o bigornia, según convenga y las mazas y martillos para el golpeo.

¿Aún no conoces la amplia variedad de espadas con las que contamos en Mariano Zamorano? Visita nuestra página web y conócelas.

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